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Curiosidades medievales: bebés horribles y conejos asesinos

Hay un montón de mitos y suposiciones acerca de la Edad Media, esos mil años de oscuridad. Lo que nos enseñan en la escuela es que fue en Europa (como si el resto del mundo no existiera), hubo unas guerras llamadas Cruzadas, mucho dominio de la religión católica y comenzaron las cacerías de brujas.

En realidad, durante el “Oscurantismo” pasaron muchas cosas y si nos adentramos mínimamente al arte medieval, encontraremos que tenían una enorme imaginación y su particular concepto estético. Es aquí donde nos encontramos a los bebés horribles y los conejos asesinos.

El extraño caso de los bebés con cara de viejitos

Los bebés de las pinturas medievales son ominosos. Tienen unas proporciones extrañas y unas caras que calificar de feas sería poco. Lucen hostiles, malencarados y enfermizos. He aquí algunas explicaciones sobre este extraño caso:

  • Para empezar, no eran bebés cualquieras. Los artistas medievales no estaban interesados en pintar niños terrenales y quien les encargaba la chamba era la Iglesia, así que los temas se limitaban a la Virgen con el niño Dios y uno que otro bebé bíblico.

  • O sea que el 99.9% de los bebés de las pinturas medievales eran Jesús Verbo Encarnado. Y según los preceptos católicos de la época, desde su nacimiento Jesús ya estaba perfectamente formado. Es decir, no se trata de bebés, sino de ¡homúnculos! Hombres hechos y derechos pero chiquitos, de ahí la cara de adultos.

  • Era el estándar de la época. Todos los artistas recibían los mismos pedidos, todos debían pintarlos de forma similar, por lo que realmente no había otras obras con la cuales compararlos. Por lo tanto, todas las personas estaban acostumbradas a esta convención y a nadie le parecían feos (o cuando menos, no lo decían en voz alta).

  • Los artistas medievales simplemente no estaban interesados en el realismo, se movían mejor en un estilo más expresionista. Era la estética de la época.

Después, con la llegada del Renacimiento, las ideas comenzaron a cambiar: los artistas voltearon hacia las formas clásicas e idealizadas, los temas se ampliaron y el niño Dios dejó de ser el único retratado. Por supuesto, quienes encargaban el retrato de sus hijos no querían que éstos se vieran como adultos pequeños con calvicie prematura, sino como los querubines de caritas llenas y sonrosadas que tan bien le salían a Rafael.

El fenómeno de los conejos asesinos

Muchos manuscritos medievales están ilustrados o enmarcados con imágenes cómicas e incluso grotescas que fueron llamadas drolleries. De entre ellas llama la atención la abundancia de tiernos conejitos haciendo cosas no tan tiernas, por ejemplo… asesinar. ¡¡¡¿Por qué?!!!

  • En la Edad Media los conejos representaban muchas cosas: por un lado, la pureza, la inocencia y el desamparo; por otro, la cobardía, la fertilidad y el órgano sexual femenino (en latín conejo se dice cuniculus, un término bastante parecido a coño).

  • Las drolleries ilustraban animales fantásticos, barberos con pata de palo (otro misterio, en la Edad Media esto les parecía súper cómico) y escenas extravagantes donde invertían los papeles naturales de los personajes.

  • Entonces, si los conejos eran considerados tiernos, inocentes y cobardes, en las drolleries se convertían en valientes, agresivos y sanguinarios.

En la muy recomendable película Monty Python and The Holy Grail (1975) el Rey Arturo y sus nobles caballeros de la mesa redonda deben luchar contra un terrible monstruo. Seguramente los comediantes conocían las drolleries y el raro fenómeno de los conejitos asesinos.