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10 Cloverfield Lane: este mundo le pertenece a los monstruos

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La ciencia ficción es un género que, en sus facetas más primarias, se valía de la tensión psicológica para introducir al receptor en una puesta en escena donde obscuros sucesos quedaban expuestos de forma traumática.

Situación que muchas veces dio como resultado grandes clásicos narrativos donde la claustrofobia y la ansiedad eran los principales motores dramáticos.

El nobel director Dan Trachtenberg nos presenta una interesante reinterpretación de este fenómeno estético en su ópera prima: 10 Cloverfield Lane.

Valiéndose de un estilo teatral que se aleja de las grandilocuencias gratuitas del blockbuster (al menos durante una buena parte de la narración) esta cinta nos ofrece una historia cuyo principal atributo radica en la acertada codificación de sus personajes.

Después de sufrir un aparatoso accidente automovilístico, Michelle (Mary Elizabeth Winstead) se despierta en un refugio subterráneo comandado por Howard (John Goodman), un misterioso hombre quien le informa a la joven que, el mundo exterior que antes conocía, ha desaparecido a causa de un terrible ataque nuclear.

El guión escrito por Josh Campbell, Matthew Stuecken y Damien Chazelle es algo verdaderamente sobresaliente; ya que las secuencias de mayor tensión son aquellas que transcurren de manera teatral en un espacio cerrado donde el diálogo es la principal fuerza emotiva.

Al mismo tiempo, la cinta recurre en varias ocasiones a una intencionalidad macabra que nos remite a la ciencia ficción terrorífica cultivada por autores como Ray Bradbury y Philip K. Dick.

Todo esto presentado mediante un discurso refrescante que mezcla narrativa inteligente con recursos técnicos de avanzada.

1o Cloverfield Lane es una cinta que promete transformarse en la nueva pieza de culto entre los amantes de la ciencia ficción; logro que se debe mayormente a ese discurso suyo que reivindica los cánones más electrizantes de la fantasía instrumental para dotarlos de una nueva fuerza artística.